lunes, diciembre 11, 2006

Flor de loto

En esta noche el tiempo dilata sus fronteras y amplía sus horizontes, pero no puedo acaso elegir en medio del desierto, en medio de tanta frontera invisible y en medio de tanto horizonte lejano y perdido. Sin embargo, la noche y la lluvia seguirán cayendo inevitablemente, por más que elija dormir este momento. Por más que quiera silenciar y cegar este presente, sé que no puedo, no quiero... bah qué diferencia hay? no puedo y no quiero cesar este momento! Ocurre fatalmente como fatalmente ocurre que el tiempo es incesante. Si no quedan sombras es porque todo es claridad o todo es luminosidad y tanto uno como otro son pura ceguera sentimental, ontológica, mitológica o lo que sea, provienen del mismo desconocido lugar. Es la caña caída quién escribe? Quizás... pero el agua sigue purificando y el viento sigue poniendo a prueba la flexibilidad de los árboles. En su dureza muchos caen y en su danza blanda muchos pierden la dirección. Cuál es el secreto? Será quizás resistir ante todo? Será acaso perderlo todo? Qué es ese todo? No he acaso negado todo de todo y llegado al mismo lugar de donde partí? Qué significa esto? Acaso no me he transformado y he transformado todo para hacer habitable mi ser? Sí. Y quizás ésta sea la clave. Y quizás ése haya sido mi error. Quizás el error ha sido el siguiente: en cada lugar y en cada persona debo haber buscado alguna parte perdida de mí ciegamente y ahora que los he reunido a todos ellos me doy cuenta de lo que soy o lo que fui o lo que desearía ser. Y...puede acaso ser de otro modo? Y que sería ese ser de otro modo? Sería por lo pronto aceptar y aferrarse a una de esas partes, hacerla emerger por sobre las demás y eso implica no sólo la relación a mí mismo sino la relación a esas personas con las cuales identifico esas partes. Sería acaso eso justo? Es entonces éste el momento de decidir “lo justo”, “lo correcto”, “lo bello” y “lo perfecto” o lo que es lo mismo: es el momento de “emerger el sentido”.