
Las calles vacías duermen.
Las veredas apenas revolotean
Las hojas amarillentas.
Los candelabros ya no están.
Se acabaron los mañanas.
El pasado atrás como toda condena.
El futuro, una noche incierta.
El presente nos entuerta,
Dejando caer las riendas de
La carroza en alocado galope.
Sentir que el viento arrastra pasiones,
Recuerdos inertes de abismos inasibles;
Fúlgor del aurora cuando amanece:
Destellos de un olvido eterno
Que guarda lo que nunca permanece.