jueves, febrero 07, 2008

Laberinto Marino

Escucho grillos, ladridos y una lora al pasar. La noche descansa en cada constelación, cuadro inerte, dirección del navegante piloteando un destino en la mar.
Un cangrejo manco, inmóvil despide su sirena y la que alguna vez fue mujer, al partir tras una ola, hunde su cola de pez. La arena oculta su invisible ser.
La luna brilla sobre las hojas de la vid, fruta verde madurando los rayos del sol. Tiempo perdido. La espera no es descanso, es tirarse panza arriba y flotar.
El aire salado arrastra a su paso el camino de un laberinto vegetal. Los senderos serán de piedra, de cardosanto, de arena. La salida es el abismo. Nada más.

PD:- No me pidas regresar si nunca te animaste a partir. (Seré invisible otra vez)

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