miércoles, junio 10, 2009

Bailarina Meruzca

Meruzca de Castillo Real construido por tribus milenarias. Descociendo sus poderes a ella me acerqué, quizás por su brillo, antes o después de admirarla, volaba desnuda de prohibiciones entregando placeres. Profanada sed seductora invitando a beber néctar de la copa que rebalsa para navegar en las profundidades de un mar púrpura y brillante. Desde la altura un nuevo cielo rojo se abre y absorbe profundos deseos de sirena. Maniatado se ven caer uno tras otro los marinos de la noche en la bebida fermentada reventado y envileciendo las venas de sus ojos, despotrican contra lo que ven y no pueden tener, se hunden fatalmente en su propia y absolutamente única desolación. Sin embargo, los recuerdos son eternos, al menos en los espacios ocultos, regidos por sus propias no-leyes y su anarquía emocional. Y de ellas brota el manantial que se escurre sanguíneamente inundando el cuerpo, desbordando sus límites en palabras:

Revolotea y baila.
Se mueve y conmueve.
Contagia y enloquece.
Vibra el aire y fulgurante enrojece.
Irradiación irracional de irracionalidad que con razón no llegará jamás.
Cielo rojo, sol naranja, nubes volcánicas.
Desnuda baila.
No cae ni acaba.
Contínuo movimiento.
Asenso.
Atrevimiento.
Trasgresión.
Llamas.
Peligro.
Salto.
Abismo.
Escapa.
Sigo.
Busco.
Perdido.
Por perdido
Por olvido

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